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Rata negra o campestre

Morfología e identificación

De menor tamaño que R. norvegicus, no suele sobrepasar los 200 gramos de peso. Tiene cuerpo alargado, hocico puntiagudo y orejas largas que alcanzan el borde del ojo al estirarlas hacia delante. La cola, de coloración uniformemente, está desprovista de pelo, es escamosa y larga, y sobrepasa con frecuencia (100-150 %) la longitud de la cabeza más el cuerpo. Las hembras, ligeramente más pequeñas que los machos, tienen cinco pares de pezones.

El color es casi negro en los adultos, sin contraste claro entre el dorso y el vientre, que, cuando es muy claro, es gris. Sin embargo, la coloración es un carácter poco fiable, ya que la tonalidad del pelaje es polimórfica en la mayoría de las poblaciones. Existen tres formas diferentes: el tipo rattus es gris muy oscuro -casi completamente negro- en el dorso, con vientre ligeramente más claro, sin línea definida de demarcación dorso-ventral ; el tipo alexandrinus presenta el dorso pardo-rojizo y el vientre gris, y el tipo frugivorus es también pardo-rojizo en el dorso y blanco-crema en la región ventral. La frecuencia de las tres formas varía geográficamente y con el tipo de hábitat. Las formas oscuras parecen más abundantes en los ambientes urbanos, y las claras, en los rurales. Sin embargo, las tres pueden coincidir y quizás se hibridan. No pueden considerarse subespecies, sino morfotipos.

Las medidas son variables porque el crecimiento continúa durante toda la vida. La cabeza más el cuerpo puede alcanzar 240 mm, y la cola, 260 mm. Pesan entre 150 y 200 g, con máximos de 280 g. El cráneo, aunque similar al de la rata común, es más pequeño, mucho más ovalado y más ligero. Los arcos cigomáticos son menos sobresalientes, y las crestas temporales y occipitales conforman un diseño característico, mucho más abombado o curvo que en R. norvegicus, en el que las crestas parietales discurren casi paralelas.

La fórmula dentaria es 1.0.0.3./1.0.0.3.

Rastros:

En las huellas aparecen los cinco dedos de las patas posteriores (2,1 cm de largo y 2 cm de ancho) superpuestos a los cuatro de las anteriores (1,5 cm de largo y 1,7 cm de ancho); son similares en forma, aunque mucho más grandes, a las de los ratones.

Es frecuente encontrar sus excrementos, de unos 9 mm de longitud, alargados y negros, que suele depositar en grupos.

Alimentación

Se trata de una especie omnívora, capaz de comer cualquier alimento a su alcance, sobre todo en áreas urbanas. En el campo, estas ratas son fundamentalmente frugívoras y granívoras, aunque no es raro que incluyan insectos en su dieta.

Comportamiento

La rata campestre ocupa territorios fijos, tanto en el campo como en viviendas humanas, que señaliza con marcas olfativas. Las áreas de campeo parecen ser reducidas pero relativamente estables en el tiempo. Las ratas campestres construyen nidos propios, esféricos, de 30 cm de diámetro, que sitúan a diferentes alturas sobre el suelo, normalmente entre las ramas de árboles, sobre todo de los de hoja perenne y alta densidad de ramas y hojas, como los cipreses, las palmeras o algunos pinos. También pueden construirlos entre vegetación arbustiva densa (zarzamoras). Estos nidos se utilizan para la cría y como refugio. También excavan madrigueras subterráneas en la base de los árboles utilizando las raíces como soporte. Estudios realizados en Valencia muestran que el uso de estos nidos es complementario al de los aéreos, estos últimos se utilizan preferentemente en momentos desfavorables para la vida en el suelo, como ocurre, por ejemplo, en época de inundaciones.

Son esencialmente nocturnas, pero pueden observarse durante las horas de luz sobre todo cuando el alimento es escaso y el ambiente tranquilo.

Suelen vivir en grupos dominados por un macho. Existe una jerarquía linear masculina pero menos definida que la femenina. Se muestran agresivos hacia los intrusos, a los que expulsan del grupo, aunque a veces terminan aceptándolos si los recién llegados insisten.

No hay datos sobre densidades de rata campestre en España. En Chipre se han encontrado 5,12 ejemplares/hectárea en hábitat de matorral, de 5-18 individuos/ha en ambientes urbanos de Sierra Leona. El ciclo anual de abundancia depende del ciclo reproductor. Los efectivos comienzan a aumentar al final del invierno y alcanzan los valores máximos en septiembre-octubre; durante el invierno, la densidad de la población es más baja.

En algunas poblaciones silvestres se ha constatado una gran estabilidad interanual, lo que pone de manifiesto el sedentarismo de la especie. Los índices de mortalidad anual están en un 90-95%, lo que indica que la mayor parte de los individuos no sobreviven al año siguiente. Los jóvenes constituyen la mayor parte de la población desde julio a octubre, pero están ausentes de la misma de noviembre a marzo. Los adultos constituyen la fracción dominante entre enero y julio; se trata de animales nacidos en el anterior período reproductivo y que van a intervenir activamente en la reproducción de ese año. En agosto empieza el reclutamiento juvenil masivo y se produce la muerte de los nacidos el año anterior; de esta forma, cada año tiene lugar una renovación casi total de la población. En estado silvestre, estos animales raramente superan los dieciocho meses de vida.

Reproducción

En las poblaciones silvestres existe un ciclo reproductor anual definido. En el delta del Ebro (Tarragona) se han encontrado machos sexualmente activos durante todo el año, aunque durante los meses invernales la proporción de ejemplares reproductores es muy baja. La actividad reproductora de las hembras comienza en febrero y finaliza en octubre, mes en el que todas las hembras se encuentran amamantando. En las plantaciones de caña de azúcar de las provincias de Málaga y Granada, el período reproductor también comienza en febrero y finaliza en octubre, con un descenso durante el mes de julio. Durante esta época, entre el 25 y el 40% de las hembras adultas están preñadas.

La gestación dura veintiún días, y la lactancia un mes. El tamaño medio de camada es una población silvestre del sur de la Península Ibérica es de 6,7 embriones/hembra (1-12), lo que sitúa a esta población en una posición intermedia con respecto a otra analizadas fuera de España. Cada hembra suele parir dos veces al año. El tamaño de camada depende de las variaciones ambientales más la edad de la madre. Los machos alcanzan la madurez sexual entre los cuarenta y los sesenta días de vida, dependiendo de las condiciones ambientales (la pubertad se alcanza antes entre febrero y septiembre que en los restantes meses del año). Las hembras llegan a la madurez algo más pronto.

El ciclo reproductor anual puede variar en función de la temperatura y de la disponibilidad de alimento. Cuando el ambiente es apropiado y el alimento abundante - como ocurre en ambientes urbanos-, las ratas negras están sexualmente activas durante todo el año. En este caso, las hembras pueden llegar a producir hasta cinco camadas al año de entre cinco y once crías cada una. En tales condiciones es probable que los jóvenes alcancen la madurez sexual antes que los ejemplares silvestres.

Fuente de las fotos: Liftarn y Chucao
Mapa de distribución: http://maps.iucnredlist.org/map.html?id=19360
Redacción: Elsa Gara Maqueda
Revisión: Ismael Ferreira Palomo

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